miércoles, 3 de enero de 2007

Matar al mensajero
La defensa de la libertad de expresión en el mundo ha encontrado sus mártires en los numerosos periodistas que han pagado con su muerte el ejercicio de su actividad y la búsqueda de la verdad.

La Agencia Latinoamericana de Información reveló que entre julio y septiembre últimos fueron asesinados 13 trabajadores de prensa en siete países de América latina. Otros nueve murieron ejecutados en el primer trimestre del año. Los asesinatos se produjeron en Guyana, República Dominicana, Colombia, El Salvador, Guatemala, México, Ecuador y Venezuela. De acuerdo con la información suministrada por la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión de la Organización de Estados Americanos (OEA), Colombia, México y Brasil figuran como los países de América en los que fueron asesinados un mayor número de periodistas entre 1995 y 2005.

Ese organismo, que estudia las investigaciones sobre esas muertes, indicó que durante ese período un total de 172 periodistas fueron asesinados en la región, 83 de ellos en Colombia. Por cierto, y como señala el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ), la mayoría de los asesinados lo ha sido como represalia por su trabajo: informaban e investigaban casos de corrupción y tráfico de drogas perpetrados por funcionarios públicos. Es de destacar que el grueso de esos crímenes permanece todavía en la más total impunidad. Por su parte, la Asociación Mundial de Periódicos (WAN, por sus siglas en inglés) señaló que en lo que va del año han sido asesinados más de 80 periodistas, la mayoría de ellos en Irak (26). Para la WAN, 2006 es el más terrible para los periodistas en una década.

Además de las muertes se cuentan innumerables atropellos, como secuestros, torturas, palizas y distintos vejámenes. Al respecto, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) condenó el asesinato de tres periodistas iraquíes, perpetrados recientemente en diferentes ataques, y urgió a las autoridades del país a tomar medidas de emergencia para mejorar la seguridad de los trabajadores de la información en el país. "Es espeluznante ver el alto precio que han pagado en Irak los periodistas, editores y otros profesionales de los medios de comunicación muertos por ejercer el derecho fundamental de la libertad de expresión", señaló el director general de la Unesco, Koïchiro Matsuura.

También la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, dijo que el mundo está observando a Rusia para ver cómo investiga la muerte de la prominente periodista de investigación y crítica del Kremlin, Anna Politkovskaya, que preparaba un artículo sobre las torturas sistemáticas en Chechenia. Varias son las herramientas utilizadas para cercenar la libertad de expresión, derecho fundamental y origen de muchos otros. Entre ellas están el asesinato de periodistas y las acciones judiciales dirigidas a silenciar la crítica periodística. Lamentablemente, esas prácticas continúan utilizándose, como se ha visto, en todo el mundo.

Para combatir este mal silencioso es importante que se rompa la impunidad y que las investigaciones por el asesinato y amenazas a periodistas lleguen hasta sus últimas consecuencias. Todas las sociedades del mundo deben ser conscientes de que el intento de cercenar la libertad de expresión y la consecuente -o antecedente- libertad de información, prepara siempre el terreno para cualquier intento de imponer una dictadura. En efecto, el acoso, la amenaza y el asesinato de periodistas constituyen un ataque directo a los pilares básicos de la democracia.

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