domingo, 31 de diciembre de 2006




No hay que brindar con sidra y los comensales nunca deben sumar 13


Todas las supersticiones, ritos y costumbres para terminar bien el año y comenzar mejor el 2007

El origen de la tradición de comer doce uvas, brindar con vino, servir una variedad de platos, el pan dulce y las ramitas de muérdago. La manera en que se despide el año viejo y recibe el nuevo, anunciará la forma en que se vivirá


Para tener un año nuevo próspero y feliz, la tradición impone que el 31 de diciembre se sirva una mesa abundante en la que no falten el pan dulce ni las uvas, brindar con vino, poner muérdago, prender velas, adornar un árbol, tirar petardos y cuidar de que los comensales no sumen trece.


¿De dónde surgió esto?
Con costumbres viejas como el tiempo, que vienen de diversas culturas y creencias; algunas tienen origen pagano, otras son religiosas, pero hoy conviven en la mesa de Año Nuevo como si fuesen parte de un todo sincrónico. Lo de las doce uvas -que deben ser comidas por cada comensal a razón de una por cada campanada que anuncia el Año Nuevo- se corresponde con una tradición hispánica surgida a propósito de los doce discípulos que compartieron con Jesús la Última Cena.


Esto enlaza con la preparación de la mesa, a la que podrá incorporarse toda suerte de platos y bebidas, sin que jamás falten el pan (incluido el pan dulce) las uvas y el vino, porque Jesús enseñó: "Comed de mi cuerpo y bebed de mi sangre".

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