domingo, 17 de diciembre de 2006


La droga de los pobres

Este nuevo aumento en el consumo del paco, (500% en tres años) debe a la existencia de laboratorios clandestinos de cocaína. Seis de cada diez jóvenes roba para consumir


En los últimos tres años, el consumo del paco aumentó en un 500 por ciento en el área metropolitana. Este fenómeno tiene una estrecha relación con la creación de laboratorios de cocaína clandestinos. Así lo remarcó Claudio Izaguirre, presidente de la Asociación Antidrogas de la República Argentina, quien destacó que estos laboratorios "están en funcionamiento en la Capital desde hace tiempo", según el diario Popular.

La Subsecretaría de Atención de las Adicciones de la provincia de Buenos Aires realizó un estudio en un barrio humilde donde viven 2817 personas. El 47,2 por ciento de los encuestados, de entre 14 y 30 años, admitió consumir "paco", pero la adicción salió de las villas y cada vez más alcanza a chicos de clase media.

Del porcentaje encuestado surge que seis de cada diez adictos participaron de algún delito para poder fumar.

Se llama "paco" a tres cosas: a la pasta base de cocaína purificada, a la pasta semielaborada y a la cocaína adulterada preparada en pequeñas dosis y que se la consume en forma de papeles o pequeñas piedritas que se fuman en una pipa casera.

El "paco" es la droga que más se relaciona con el delito, por la adicción grave que provoca, que obliga a consumir a cada instante.

A diferencia de otras drogas, el efecto del "paco" dura apenas dos minutos, por lo que el consumidor rápidamente quiere repetir la experiencia.

El precio del "paco" tradicionalmente fue de un peso la dosis. Pero ahora se sofisticó el producto y, según su calidad, se cotiza en dos, tres o cinco pesos.

La inclinación a robar cualquier cosa para consumir, la repetición de dosis y la frecuencia del consumo son las características de esta droga. A tal punto que, en el estudio de la Subsecretaría de las Adicciones bonaerense, el 68 por ciento de los encuestados dijo consumirlo a diario, con valores que triplican la frecuencia en el uso diario de cocaína y duplican el de marihuana. El efecto del "paco", según describen sus consumidores, pasa por tres etapas: "locura, fisura y amargura". Al final, está la muerte.

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