martes, 26 de diciembre de 2006


Nada cambió en la República Checa



Cheb es uno de los lugares de mayor turismo sexual. La venta de menores es frecuente desde los `90. Un niño de cada cuatro considera que es una manera de ganarse la vida.


Helena, una joven gitana nacida en República Checa que empezó en el oficio de la prostitución a los 16 años, cuando su madre la vendió a un "macarra", desconoce también el paradero de su hermana, llevada a un "cliente" cuando tenía apenas seis años.


El recorrido de Helena, que dice haber pasado por las manos de una veintena de chulos y haber tenido " entre 20 y 30 clientes al día", ilustra una plaga social persistente en República Checa, donde la pobreza y el desamparo social llevan a algunas familias a prostituir a sus hijos, a veces desde muy niños.


Surgido a principios de los 90 con el final del comunismo y la apertura de las fronteras, el fenómeno perdura desde entonces, según Jiri Istvanik, jefe de la unidad especial de la policía de Cheb, una pequeña ciudad de 36.000 habitantes cercana a Alemania y conocida como uno de los lugares con mayor turismo sexual. La integración del país en la Unión Europea supuso pocos cambios.

No hay comentarios.: